La inspiración vanguardista de Carlos Oquendo de Amat

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Lo característico en Oquendo de Amat será la fusión del imaginismo ultraísta y creacionista con elementos del subconsciente tomados del surrealismo, tal y como proclama el último poema del libro: «poema al lado del sueño», 

Nota del webmaster: Publicado en Cuadernos Hispanoamericanos 709/710 julio-agosto 2009 p. 145-152

La inspiración vanguardista de Carlos Oquendo de Amat

Por: Ricardo Virtanen

Oquendo (nacido 1905, en la provincia de Puno) confluye dentro de lo que podríamos denominar figura mítica de la literatura de vanguardia histórica. Publicó un único libro: 5 metros de poemas. Con una distribución minoritaria, la crítica de su tiempo le ignoró. Desde un principio su imagen evocó a un ilustre desconocido, a un poeta menor, según el retrato que presentó J.L. Ayala, uno de sus exegetas, en el volumen dedicado al puneño, titulado Cien metros de biografía, crítica y poesía de un poeta vanguardista itinerante, en 19981.

Oquendo murió joven (a los 30 años de edad), después de una vida ajetreada huyendo de país en país. Recaló en la España de preguerra, dentro de ese clima de exaltación revolucionaria que a tantos escritores y periodistas extranjeros atrajo, como bien contó en 1973 su primer biógrafo, Carlos Meneses, en Tránsito de Carlos Oquendo de Amat2. Después el olvido. Desde su desaparición en una clínica de tuberculosos en la sierra de Guadarrama, en abril de 1936, no se supo mucho más de él hasta que Vargas Llosa lo reivindicara en el discurso de uno de sus Premios Internacionales en 1967. Desde entonces, 5 metros de poemas, del que apenas se conservan un puñado de ejemplares originales, se convirtió en objeto de culto para los estudiosos de la vanguardia histórica, libro del que se han hecho seis ediciones hasta la fecha3. Importante ha sido para este despegue la celebración, tanto en América como en España, del centenario del poeta en 2005.

Oquendo de Amat había escrito su único poemario, de 18 poemas, entre los 16 y los 23 años, y asimismo una serie de textos (no más de 5) que publicó en revistas peruanas de la época. Con el paso de décadas es verdad que adquirió vetas de libro mítico y singular. Su legado total, pues, asciende a 23 poemas, lo que mitifica aún más su obra y su figura si cabe. La concepción de 5 metros de poemas se hace posible desde la perspectiva del empuje de la vanguardia internacional en Hispanoamérica, o, también, desde la misma Hispanoamérica. Por ejemplo, en Argentina se produjo una suerte de ultraísmo, el cual trascurrió paralelo al fenómeno dado en España. En Perú, como en otros países: Chile, Uruguay o la zona de las Antillas, la efervescencia del vanguardismo es notable y produce no pocos hitos. La labor del grupo de Oquendo de Amat cabe cifrarlo dentro del periodo 1924-1927, año este último cuando se publica 5 metros de poemas. La importancia de los poetas peruanos vanguardistas, muy similar a como ocurrió con el ultraísmo en España, reside en la publicación de revistas de vanguardia, verdadero termómetro del panorama de la nueva literatura. Cabe aquí reflejar algunas de estas revistas4 que proliferaron en este ámbito. Así tenemos desde Jarana (dirigida por Adalberto Varallanos), Guerrilla (por Blanca Luz Brun), Hangar (por Juan José Lora), Timonel (por Magda Portal), Rascacielos (por Serafín del Mar) o la misma Hurra (llevada a cabo por Oquendo de Amat, quien también había hecho el intento de publicar Celuloide, una de las primeras revistas de cine, en 1927), a las más representativas, como Hélice (dirigida por Julián Petrovick), Boletín Titicaca (por Alejandro Peralta y Antero Peralta), y sobre todo Amauta, dirigida desde 1926 por el crítico internacional Juan Carlos Mariátegui (a quien luego volveremos), donde el mismo Oquendo de Amat publica tres de sus últimos poemas conocidos5. Otras revistas de cierta importancia en este contexto, y sin un determinado director, son Flechas, Poliedro, Abdario, Vanguardia, Puna, Boletín, Kuntur o La aldea. Por otro lado, el grupo de poetas y escritores que Oquendo frecuenta en Perú en este periodo está conformado por J.María Eguren, Juan Carlos Mariátegui, Luis Valcárcel, Jorge Basadre o Xavier Abril, éste último nacido como Oquendo en 1905. Sin duda, ese círculo se amplia cuando Oquendo de Amat se perfile dentro del grupo surrealista peruano, junto al ya mencionado Xavier Abril (1905-1990), más César Moro (1903-1956) y Emilo Adolfo Westphalen (1911-2001), entre otros, y que en España se presentaron en 1970 en la antología publicada en la colección barcelonesa Ocnos de Poesía, con el título Surrealistas y otros peruanos insulares, preparada por Mirko Lauer y Abelardo Oquendo.

5 metros de poemas es uno de los libros míticos del vanguardismo hispanoamericano. Para Julio Ortega, además, representa «la más importante muestra del vanguardismo en el Perú»6. En general podría decirse que en sí asume, reúne y recopila todos los movimientos de vanguardia histórica que aparecieron entre 1910 y 1924. Es evidente que Oquendo de Amat, como otros poetas de su entorno, tratan por todos los medios de librarse de la inmediata influencia de César Vallejo, que, recordemos, publica Trilce en Lima en 1922. ¿Hay huellas de Vallejo en el libro de Oquendo7 ? Sin duda que sí. Trilce está muy próximo a la creación de 5 metros de poemas. Por ejemplo hallamos algunas concomitancias entre el poema indigenista que abre 5 metros, «aldeanita», y «Aldeana». También «Idilio muerto» resulta ciertamente vallejiano, más en el camino de Los heraldos negros. Vallejo, un poeta angustiado y atormentado al igual que Oquendo de Amat. Quizá destino.

Sin embargo, las mayores influencias vienen desde la poesía francesa: Rimbaud, Apollinaire, Cendrars, Eluard y, finalmente, Breton. No cabe duda de que el «arte por el arte», el «arte puro», el «arte deshumanizado», procede de la nueva poesía francesa, que Oquendo debió de revisar en Perú. Desde los primeros años veinte leyó, según testimonio de José Varallanos8, la revista Cosmópolis, donde se reunía a la novísima poesía francesa, presentada y antologada por Rafael Cansinos Assens y Guillermo de Torre.

Otro de sus mentores fue sin duda el crítico limeño José Carlos Mariátegui, quien alentó a Oquendo en todo momento y colaboró activamente en la edición de 5 metros de poesía, que editó el hermano del crítico. Mariátegui publicó, además, la revista Amauta, bastión de la poesía peruana revolucionaria y vanguardista del periodo 1923-1929. A Mariátegui le llegaban novedades vanguardistas europeas. Guillermo de Torre debió de enviarle Literaturas europeas de vanguardia (en 1925) y en 1923 su poemario Hélices. De Literaturas dio fe en Variedades9, aunque de Hélices no dijo nada, al igual que del libro de Oquendo de Amat. Quizá enfermedad, exceso de trabajo o una prematura muerte, en 1930, le privó de ello. Que Oquendo de Amat conoció Hélices, uno de los poemarios más importantes de la vanguardia internacional de los primeros años veinte, no me cabe la menor duda. Aunque la evolución que constata 5 metros de poemas es todo un hecho y un logro en el vanguardismo hispanoamericano, que lo aleja del carácter tipográfico y de época de Hélices, así como de su lenguaje (empleo abusivo de poesía caligramática, esdrujulismo y neologismo). El lenguaje de 5 metros de poesía posee una mayor condensación imaginista (ultraísta y creacionista), cercana no pocas veces a la metáfora surrealista, y conforma, me parece, una summa estética sin precedentes en esos años.

Sin duda, y esto ya lo han apuntado críticos como Luis Monguió o André Coyné10, el ultraísmo y, en menor grado el creacionismo, son las fuentes inmediatas de Oquendo, junto a la literatura de Vicente Huidobro. Ya nos hemos referido a Cosmópolis como centro irradiador desde el cual se asimilaron las tradiciones contemporáneas. Sin embargo Oquendo debió de conocer otras revistas españolas, como Grecia o Vltra, seguramente prestadas por un ultraísta valenciano que emigró a Perú en 1926, después del periplo ultraísta: Juan José Pérez Doménech, a quien cita, por cierto, en su texto/ poema «Nueva crítica literaria», junto a César Vallejo, en la revista Rascacielos (ex Hangar), y en donde se refiere a sí mismo de esta forma: «carlos oquendo de amat - es un imbécil»11.

Pero al margen de estas tradiciones, lo característico en Oquendo de Amat será la fusión del imaginismo ultraísta y creacionista con elementos del subconsciente tomados del surrealismo, tal y como proclama el último poema del libro: «poema al lado del sueño», texto onírico e imaginista que acaba así:

Distribuyes signos astronómicos entre tus tarjetas de visita

que sin duda abría las puertas a otra poesía que nunca llegó a materializarse en el poeta, que se sepa.

Por otro lado, una de las características intrínsecas del libro, al igual que ocurre con los míticos poemarios de Oliverio Girondo, es su tendencia a cierto carácter lúdico, de ahí que leamos en su comienzo la leyenda «abra el libro como quien pela una fruta». En este sentido, observamos que la disposición tipográfica de los textos se adecua a un libro-acordeón, a una cinta de metraje de cine o a un biombo. Es importante entonces en 5 metros de poesía la importancia del objeto estético visual, tal y como lo ha referido Germán Belli12. Así pues, además del valor inherente al contenido -que después veremos- hallamos en él un valor plástico, y ello consigue que se obtenga una muestra original de literatura y de vida. En definitiva, la forma en 5 metros de poesía se encuentra en franca consonancia con el contenido, como ocurrirá décadas después en la poesía visual. 5 metros de poesía, que en realidad desplegado no mide exactamente esos 5 metros a que alude el título13 tiene un carácter secuencial, emulando el metraje del cine. No es raro que tras el cuarto poema aparezca un texto que indica «intermedio 10 minutos», como aquellas películas antiguas (recordemos que el libro está escrito a principios de los años veinte) divididas en dos tandas, con descanso. La intención es clara. Crear un libro como montar una vieja película con escenas, lo que irremediablemente nos conduce al tema moderno del libro: los poemas están proyectados como secuencias independientes, imágenes que disuenan unas de otras, como se lee en «campo», donde sustantivos como «paisaje», «ojos», «vestidos», «tren» y «campo» mantienen una conexión semántica, pero no lógico-narrativa.

Otro de los aspectos primordiales del libro es el uso del ritmo en los textos. Un ritmo vital, moderno y lúdico. De un lado, la presentación tipográfica del verso, muy cerca de lo que conocemos por estructura versal caligramática, rompe la habitual lectura discursiva de los versos. Así ocurre en los poemas «Réclam» o «New York». En estos, y otros, se conforma una ruptura de los aspectos primordiales del poema: la estrofa, la rima y la métrica. De otro lado, nos hallamos ante un verso libre, una poesía fragmentada, o más bien, desfragmentada, como si el poeta quisiera ofrecer las muchas caras de la realidad, tal y como ocurría en la pintura -y poesía- cubista. Además del texto, en 5 metros de poemas debemos tomar en consideración aspectos como el espacio, los distintos tamaños de letras o la inclusión de elementos supraseccionales (como la inclusión de recuadros anexos al texto central del poema). Encontramos en el contexto general del poema de Oquendo una desintegración del nivel lingüístico habitual, que por otro lado, ya lo hallamos desarrollado en los poemas del ultraísmo español e hispanoamericano, y que tiene en los estudios teóricos del francés Jean Epstein, en torno a la poesía cinematográfica, su caldo de cultivo. La originalidad de 5 metros de poemas, al margen de su disposición como libro-objeto, se encuentra no en la presentación del texto, sino en la reflexión del lenguaje. Por ello discrepo de quienes abogan por que lo original de 5 metros de poemas sea precisamente la forma externa del libro. En 5 metros de poemas la forma está meditada y el contenido abstraído dentro de ésta.

Destaca además en esta poesía un humanismo ¿deshumanizado? El librito está lleno de escenas humanas, de vida cotidiana, de versos colgados en el ojal del mundo. Sin duda que el acervo oquendiano tiende al poema cosmopolita, al poema de época en el que rechinan «el ruido de claksons», policeman, máquinas de escribir (Underwod), ciclistas, barcos, teléfonos, charleston, surtidores, celuloide o ciudades. Pero al tiempo nos encontramos con infinidad de términos relacionados con la naturaleza. La mixtura es cabal dentro de esa dualidad enfrentada, propio del poema cosmopolita, que ama lo nuevo mas no rechaza la emoción, el sentimiento o términos arraigados al mundo rural del poeta (lo que le aleja sin más del discurso deshumanizado del ultraísmo). Por ello el libro destila una temática deshumanizada, sí, pero al tiempo una sensibilidad prodigiosa. Incluso Ornar Aramayo ha llegado a hablar de «experiencia religiosa» a la hora de enjuiciar la creación poética de Oquendo14, acaso yendo demasiado lejos en la poética oquendiana.

La temática del libro refiere un simbolismo amoroso de gran altura. Es verdad que otros temas menores admitirían asuntos como «la mecanización del mundo» o cierta crítica social (véase el poema «Nueva York»). El amor ocupa el frontal del libro, y fulgura como aquella salvación a que se aferra el poeta después de todo. «poema», en este sentido, es uno de sus textos más conseguidos. Se inicia así:

Para ti
tengo impresa una sonrisa en papel japón.

Aquí, más que vanguardismo deshumanizado, yo atisbo a contemplar un postmodernismo humanizado, por más que muchas de sus imágenes:

en tu ventana cuelgan enredaderas de los volantes de los automóviles

nos conduzcan a un tratamiento novísimo de la descripción metafórica.

Sin duda mi impresión es que en 5 metros de poemas hallamos una constante dualidad: modernismo /vanguardia, aspectos urbanos/motivos campestres, lenguaje fragmentado y esquemático /lenguaje posmodernista, lo que concreta una gran paradoja estilística, que caracteriza al poemario en su singularidad. 5 metros de poesía es pues, a la postre, un poemario de síntesis, uno de los mejores hallazgos vanguardistas en este sentido en lengua castellana. Ofrece en sus múltiples y cosmopolitas imágenes una visión original del mundo. Sus versos crujen siempre al leerlos en voz alta, como secuencias rodadas de una película deshumanizada de la que nos hace partícipe desde sus primeras tomas15. Se prohíbe estar triste reza uno de sus versos memorables. Es difícil estar triste leyendo a Oquendo de Amat. Su poesía nos hace más humanos y nostálgicos, nos sumerge en una película continua que no tiene retorno.

En su lápida, escribía el poeta y amigo Enrique Peña este epitafio:

Oquendo tan pálido, tan triste, tan débil, que hasta el peso de una flor te rendía. 

Pero el tiempo no le ha da dado la razón al olvido.

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 Notas.

 

1 José Luis Ayala: Cien metros de biografía, crítica y poesía de un poeta vanguardista itinerante, Lima, Editorial Horizonte, 1998.

2 Carlos Meneses: Tránsito de Carlos Oquendo de Amat, Inventarios Provisionales, Las Palmas de Gran Canaria, 1973.

3 1968, 1 969, 1980, 1986, 1990 y 2005.

4 Según estudian Estuardo Núñez: Panorama actual de la poesía peruana, Antena, Lima, 1938; y Luis Monguió: La poesía posmodernista peruana, Fondo de Cultura Económica, México, 1954.

5 Reproducidos en Voz de ángel. Obra poética completa y apuntes para un estudio, Editorial colmillo blanco, Lima, 1990.

6 Figuración de la persona, Barcelona, Edhasa, 1971, p. 151.

7 Carlos Meneses no haya muchas similitudes entre los dos poetas peruanos, según expresa en Tránsito de Carlos Oquendo de Amat.

8 «Memoria Literaria: el poeta Carlos Oquendo de Amat», en Carlos Oquendo de Amat. Cien años de poesía viva 1905-2005, Lima, Fondo Editorial Cultura Peruana, 2004, p. 26.

9 Variedades (Lima), 28 de noviembre de 1925, reproducido en Crítica literaria, Jorge Álvarez, Buenos Aires, 1969, pp. 117-121.

10 «Un vanguardista peruano», de L. Monguió, y «Se prohíbe estar triste», de A. Coiné; en Carlos Oquendo de Amat. Cien años de poesía viva 1905-2005, pp. 80-88 y 106-129, respectivamente.

11 Recientemente Raúl Rivero así tituló un artículo: «Carlos Oquendo es imbécil. Firma: Carlos Oquendo», El Mundo, 16 de junio de 2007, propiciado sin duda por el homenaje que Casa de América de Madrid le dedico al poeta el 30 de mayo de 2007, con ponencias de Sylvia Miranda, M. Ángeles Vázquez y Ricardo Virtanen, y presentado por Antonio Ruiz Pascual.

12 Carlos Germán Belli: «El libro como objeto estético», Voz de ángel, op. cit., s.p.

13 M. Ángeles Vázquez, en «Carlos Oquendo de Amat: 5 metros de poesía» le otorga 4'96 cms. (Babab.com, nº 1, enero de 2000, http.//www.babab.com), mientras el testimonio de Ornar Aramayo, en «Oquendo: naturaleza sonora y canto», Carlos Oquendo de Amat. Cien años de poesía viva 1905-2005, p. 97, nos refiere que 5 metros mide unos excesivos 6 metros 20 cms.

14 «Oquendo: naturaleza sonora y canto», Carlos Oquendo de Amat. Cien años de poesía viva 1905-2005, p. 102.

15 En su peculiar retrato del poeta, Mª Antonia Ortega habla, refiriéndose a 5 metros, de «un objeto de arte que recuerda a las antiguas máquinas de cine, una cámara oscura que no interrumpe la lectura en su interior de los «cinco metros de poemas», en «La maleta de Carlos Oquendo de Amat», El invisible anillo, nº 1, mayo-agosto de 2006, p. 58.

FUENTE: http://bibliotecadigital.aecid.es/bibliodig/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1006293 visitado y copiado 09/10/16

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